jueves, 28 de diciembre de 2017

Tres relatos de José Agustín

¡Buenísimos días!
Después de un noviembre y medio diciembre silencioso por la universidad, he vuelto. :)
Durante las vacaciones voy a estar explorando todos los blogs del mundo y ver de qué me perdí en ¡un mes! Además llegué y ya somos 100 seguidores, no me merezco tanta felicidad. En fin. Vamos a la literatura.
Portada de Bailando en la oscuridad,
compilación.
Esta entrada no es de un libro en especial sino de narraciones de un escritor mexicano: José Agustín.
José Agustín es un autor polémico y transgresor, además es divertido y tiene un humor peculiar. Siempre he querido saber qué tal se lee José Agustín en otros países porque es coloquial a más no poder y tal vez muchos de ustedes terminen de leer esta entrada diciendo "no, esta vez paso por completo", pero yo le tengo fe porque así como el mundo se lee a Palahniuk o a Bukowski mal traducidos o a Shakespeare con la lírica destrozada en otros idiomas; pues si, también se puede leer a José Agustín en todo el mundo y disfrutarlo (eso espero).

Los tres relatos que comparto, los leí en Bailando en la oscuridad, un libro de relatos cortos endémico de una colección editada por el Gobierno del Distrito Federal en el año 2000 (ya ni se llama así la ciudad). La colección se llamaba Para leer en libertad y eran publicaciones gratuitas que la gente encontraba en el metro, libroclubes y bibliotecas. La edición y encuadernación era mala pero tenía buenos títulos.

Sus apariciones oficiales se encuentran en ediciones comerciales: No hay censura (1988), Cuentos completos (2013, DEBOLSILLO) y finalmente Rock de la cárcel (1986), este último es un libro autobiográfico y en la compilación que tengo en casa sólo viene un capítulo.

No hay censura tiene el más puro estilo de José Agustín con pocos párrafos, sin guiones, sin comillas, diálogos que se funden con la narración y un lenguaje coloquial a tope. En primera persona conocemos la desventura del protagonista trabajando como censor para la televisión; durante todo el relato podemos notar que el hermano mayor del protagonista tiene mucha importancia, una figura que acosa constantemente al protagonista pero que es a la vez una figura de influencia. Es Marcial (el hermano) quien es dueño del departamento donde viven ambos, quien tiene el dinero, quien es limpio, ordenado y sabe como vestir, es así como esta influencia brinda el nudo del relato. A manera de ironía No hay censura tiene al menos una grosería en cada dos líneas.
<<Ay, cabrón, exclamé una vez, viendo el monitor; ya salieron chingaderas, tendré que mandarlas a la verga, le dije a mi hermano Marcial, que de pura casualidad fue a visitarme al trabajo [...] ¿Qué dijo? no oí. Dijo pinche, le expliqué. Regresé la cinta y la oímos clarito: pinche con todos sus fonemas y en correcto lip-sync. Ya lo anotaba yo cuando mi (pinche) hermano me salió con que no lo quitara.>>
El rock de la cárcel es un capítulo del libro homónimo de José Agustín, una obra autobiográfica y el capítulo presentado es de un periodo de poco más de un año que el autor estuvo en el Palacio Negro de Lecumberri, una de las peores cárceles mexicanas (o la peor), que fue clausurada en los 70´s para convertirse en el Archivo General de la Nación; Lecumberri albergó en sus crujías a personalidades como los escritores William Burroughs y José Revueltas, al cantautor Juan Gabriel, al pintor David Álfaro Siqueiros y a mi abuelo (bueno, el no es una personalidad mas que para mí). En El rock de la cárcel, José Agustín nos deja ver con tristeza y humor por igual la vida miserable, los negocios turbios, las jerarquías y élites, la significación de los lujos y de una buena vida en el contexto de la cárcel, la burocracia y corrupción (que vienen a ser sinónimos) y como una buena posición en el exterior no garantiza precisamente una estancia menos incierta, sino la cantidad de dinero que uno puede pagar a la inmediatez por una crujía decente, zapatos o algo tan misero como un cigarrillo.
<<La cárcel representa una de las peores derrotas que pueden ocurrir, pero precisamente por eso, por su radicalidad, se puede transmutar en un gran éxito.>>
Los negocios del señor Gilberto es una caricatura escrita acerca de un tal Gilberto, un hombre llegando a los cuarentas, cuyo deporte, negocio y actividad favorita es el matrimonio, básicamente porque es un bueno para nada, por supuesto la narración nos lo indica de forma más elocuente que su servidora. Gilberto se considera un erudito y un crítico tremendo ante la literatura, por supuesto un hombre con tales talentos no puede trabajar de cualquier cosa por lo que deja esos asuntos técnicos a sus hermanos y a sus esposas, quienes para su desgracia le proveen de casa, alimento, lujos y otras necesidades. Después de algún tiempo ingresa a un partido rojo y mientras públicamente lucha en favor del proletariado, su esposa en turno debe seguir planchando camisas y cocinando para su marido y sus discípulos marxistas. Esta narración tiene su gracia, está escrita con ironía en todo momento, José Agustín burlándose no solo de Gilberto sino de todo aquel que personifique el dicho "candil de la calle, oscuridad en su casa".
<<Gilberto encogía los hombros y mascullaba. -Si mi familia es rica, que se amuele; esto es, cum grano salis -después sonrió abierta, gozosamente al agregar-. ...Además, no saben que pienso casarme de nuevo.>>
José Agustín. Caricatura de
Luis Carreño.
José Agustín nació en 1944 en Guerrero, México. Estudió letras clásicas, dirección y composición dramática; ha dirigido obras teatrales y ha participado en numerosas producciones cinematográficas mexicanas. Ha recibido tres premios literarios nacionales y tres becas internacionales y una nacional. Formó parte en México de un movimiento llamado "de la onda". La literatura de la onda comenzó alrededor de la década de 1960 y como es natural es un movimiento de liberación donde los escritores jóvenes toman las plumas para retratar el mundo actual  sin ningún tipo de censura, a menudo criticando la política, las tradiciones y describiendo situaciones reales y a menudo objeto de tabú como la drogadicción o la sexualidad.

Jose Agustín además tiene un estilo de escritura un tanto peculiar, donde los que están acostumbrados a llegar al guión o al punto pueden expandir sus horizontes. En numerosas ocasiones los diálogos y las acciones ocupan el mismo párrafo sin apenas mayor distinción que un punto o una coma (como el fragmento más arriba de No hay censura). Existen otros libros como La tumba, donde hay bastantes diálogos pero no se indica quién dice qué. Leer a José Agustín requiere cierto nivel de comprensión lectora pero más que nada de fluidez e imaginación: leer como si nosotros estuviéramos en medio de una conversación.

Así terminamos hoy y creo que será todo en diciembre. Les deseo a todos muy felices fiestas de año nuevo y muchas, muchas y nuevas experiencias lectoras.

Autor: José Agustín
No hay censura: 1988
El rock de la cárcel: 1986
Los negocios del señor Gilberto: 1964

La caricatura de José Agustín pertenece a Luis Carreño. Extraída del sitio web: http://luiscarreno.blogspot.mx/2015/12/jose-agustin-caricatura-realizada-por.html