¡Buenísimos días!
En esta humilde entrada hablaré de Shaun Tan y su obra El árbol rojo.
Shaun Tan es un señor australiano que se dedica a crear álbumes ilustrados o "libros para niños" como dirían por ahí pero OJO, que no son precisa y/o exclusivamente libros para niños. Ha ganado varios premios e incluso ganó en 2011 un Óscar por mejor cortometraje animado (La cosa perdida, que también tiene su álbum).
Si conoces el ambiente del libro infantil seguro conoces Barbara Fiore Editora, una casa que se dedica a publicar álbumes de una calidad exquisita e indiscutible, algunos dicen que no son para niños pero ya hablaré de esto más adelante.
El estilo en El árbol rojo es misterioso, surrealista y steampunk ¡si! hay engranajes, dirigibles con forma de animales fantásticos, ciudades abarrotadas, periódicos unidos muy a la dadá, buzos, monstruos metálicos e incluso el texto parece escrito en máquina de escribir.
El árbol rojo no tiene una trama definida, no es un cuento sino una reflexión pictórica de libre interpretación, pero de modo general nos ayuda a explorar esos sentimientos que desde niños nos han obligado a callar y que de adultos parece estar prohibido hablar de ellos: la tristeza, melancolía, desesperanza, etcétera.
El personaje central del libro es una niña pequeña pero el narrador se dirige a nosotros los lectores: "a veces esperas [...] y entonces todos tus problemas llegan de golpe", la niña pequeña sale de su habitación hacia el exterior donde vemos un mundo cambiante, a veces son edificios altos y otras la ciudad toma forma de un Moloch (como el de la película Metrópolis de F. Lang) o de un monstruo; cuando los escenarios no están abarrotados, hay paisajes amplísimos donde la sensación de soledad gobierna. Después de ese día tan fatal que realmente oprime a la niña, regresa a casa y ahí está: el árbol rojo.
Interior de El árbol rojo |
Moloch de Fritz Lang |
Podemos como habitantes de una metrópolis sentirnos identificados, efectivamente se es presa de la ciudad que es un monstruo, no deja respirar, se vive encerrado en una espiral donde no se sabe quién es uno ni a dónde va, no le importamos a nadie porque todos estamos presos de esta nube, anhelando aquello que no se puede tener porque siempre hay algo que hacer. Es muy fácil perder la esperanza pero sí, al final del día siempre hay un lugar físico o imaginario, nuestro refugio, donde está nuestro árbol rojo: nuestra esperanza.
La elección de imágenes, su composición y los tamaños son aquellos que hacen sentir que hay una trama, provocan a hilar las ideas, a hallar el ritmo en esta especie de canción visual: Al inicio encuentras ilustraciones cuadradas y pequeñas de una página, van creciendo no sólo en tamaño sino en impacto a 3/4 de la doble página; el clímax del hastío, miedo y confusión abarcan ambas páginas por completo y el libro se va recogiendo lentamente: regresa a los 3/4 y culmina con una sola ilustración pequeña, hermana de la que inicia el relato; que no puedo evitar familiarizarlo con la estructura de una sonata: A-B-A.
En todas las ilustraciones podremos identificar tres elementos: la niña, su acólito (un cachito del árbol) y un ambiente ya sea de opresión o abandono. La calidad de estas ilustraciones es maravillosa no sólo por la técnica minuciosa de Shaun Tan sino por su capacidad y talento para hablar a gritos a través de la imagen, por su manejo de luces y sombras que no precisan palabras, por su cuidado y atención al tratamiento en cuanto a tamaños y formas a lo largo de la obra.
Ahora, referente a si éste y otros más son libros para niños.
Personalmente como apasionada de la educación infantil (sin ser pedagoga ni mucho menos), creo que los niños no necesitan tanta protección en cuanto a cosas con las que se van a topar más temprano que tarde; estamos acostumbrados a no hablar de los problemas reales hasta que suceden, estamos acostumbrados literalmente al dicho "Después de ahogado el niño, tapan el pozo". Claro que hay libros básicos para niños pequeños que hablan de las emociones y están dirigidos de los 2 a 5 años de edad, así que este libro NO es para preescolares y no porque haya que "proteger a los niños" sino que separar la melancolía de la tristeza, de la desesperanza, de la depresión, del miedo, de la soledad; y saber la diferencia entre esperanza y felicidad requiere que los chicos ya estén un poco más desarrollados, que ya hayan vivido más, que hayan enfrentado decepciones, frustraciones, aburrimiento, etcétera. Y la otra cara del libro, sí, efectivamente puede ser un libro para adolescentes y adultos; dada la calidad y el costo de las ediciones de Barbara Fiore puede parecer obvio que nadie quiera dejar estos álbumes al alcance de un chico menor de 12 años, por lo que es común que sean libros de colección o de regalo de cumpleaños para algún ser querido que sabemos guardará celosamente y hojeará de vez en cuando.
Dicho esto, ¿no parece que tanto chicos como adultos desaprovecharían una mitad y otra mitad respectivamente? Los niños son visuales, tienen mayor sensibilidad natural, sin embargo a pesar de ser materialistas y precisamente por ello, pueden no dar al libro un cuidado físico que merece o pueden no apreciar el contenido de forma artística, pero si más animal, inmediata y natural; los adultos vamos más por hechos, letras, resúmenes; para poder tener sensibilidad el adulto tiene que haber crecido sin perderla (waw) o desarrollarla.
Personalmente siempre defenderé al niño que quiere un buen libro, le entienda o no en aquel momento.
Chau. ;)
Todas las imágenes en esta entrada son propiedad de Shaun Tan.
Título: El árbol rojo.
Autor: Shaun Tan
Traducción: Carles Andreu y Albert Vitó
Páginas: 32
Año de edición: 2005
Editorial: Barbara Fiore Editora
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